miércoles, 31 de mayo de 2006

X-Men 3: La Batalla Final


Creo firmemente en aquel lema de antaño que dice: "El cine se ve mejor en el cine". Y es que cuando de largometrajes de franquicias de las que soy seguidor se trata, no puedo evitar el ir a comprar mi boleto para ver el mismo largometraje al menos dos o tres veces mas.

BREVIARIO: Las películas que más veces he visto en una sala cinematográfica:

1.- Star Wars: The Return of the Jedi (indeterminado).
2.- Harry Potter and the Goblet of Fire (6 veces)
3.- Star Wars: The Revenge of the Sith (5 veces)
4.- The Lord of the Rings: The Two Towers & The Return of the King / Spiderman 2 / X-Men 2 & 3 / You've got mail / Star Wars: The Phantom Menace & The Attack of the Clones (3 veces).

Pues bien, como comentaba en un post anterior, fui al pre-estreno de X-Men III: The Last Stand con mi amigo Manuel (a.k.a. Morge); mi amiga, consejera y gurú intelectual de las Ciencias de la Comunicación, la doctora Cecilia; su sobrino; y finalmente, porque fue la última en llegar, la omnisciente Katyana.

Tras encontrarnos en un restaurante ubicado en el complejo comercial del Cinemex Legaria, dirigirnos a las taquillas de las salas cinematográficas y armarnos con la correspondiente cubeta de palomitas de maíz, nos dispusimos a ocupar nuestros lugares y a disfrutar, llorar, sufrir y reir con los chistes (muchos de ellos, muy locales) del filme dirigido por Brett Ratner.

Ahora bien, he de decir que otro de mis amigos, el buen Isaako, fue a la premier del filme en cuestión (sí, al Auditorio Nacional) y me advirtió "no esperes mucho de la película". Y sin querer amargarle la sopresa a nadie, he de decir que tuvo razón... en cierta medida.

Como fan del comic que soy desde hace ya cerca de 17 años, he decir que el filme hace pedacitos la historieta. Es decir, para tratar de justificar mi punto de vista, en la película se mezclan las siguientes tramas:


De la saga de Days of Future Past toma un fragmento de historia en la que los X-Men están bajo el constante asedio de robots gigantes (léase, los Centinels); de Mutant Masacre toma los elementos en la que Storm (Tormenta, interpretada por Halle Berry) se enfrenta a la lider de un grupo de mutantes que viven en el mundo subterraneo y toma el liderazgo de los Hombres X.

De The Dark Phoenix Saga, toma a Jean Grey (Famke Janssen) resucitada en Phoenix, deseosa de emociones e incapaz de diferenciar el bien y el mal; del episodio de la serie animada: "la cura", retoma la idea de que hay una sustancia milagrosa para convertir a los mutantes en humanos ordinarios; en resumen, deja a la saga cinematográfica y la historieta, sin razón para continuarse.

Empero, eso no quiere decir que no me haya gustado esta secuela de la saga iniciada por el Trekkie, Brian Singer, sino todo lo contrario.

Hay, además de increíbles efectos especiales, varias sorpresas, como el ver, por fin, a Collosus (Coloso); Beast (interpretado magistralmente por Kelsey Grammer, mejor conocido por su papel de psiquiatra en la teleserie Frasier —gracias, Rich, por el tip—); a Iceman (Hombre de Hielo) transformar su cuerpo en lo que le da su nombre de batalla; a Shadowcat (Kitty Pride) en escena; a Multiple Man, Angel, Psylocke, Spike y otros tantos personajes más en unas cuantas tomas o simples cameos.


En síntesis, bien en el sentido de querer abarcar el Universo-X; mal por el desperdicio y la falta de profundidad en la psicología de los personajes, excepto, en Wolverine (Hugh Hackman), personaje del que ya anunciaron la filmación de un nuevo proyecto cinematográfico.

Lo que es indispensable es quedarse hasta el final de los créditos para observar la última escena que, a los que somos, usando terminología futbolera: "hinchas", nos hizo gritar y esperar nuevas emociones mutantes.

Q'aplá.


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